El turismo comunitario es el eje central de la investigación “El papel del turismo en las relaciones de poder local: Pisac, Perú”, realizada por Rosa Codina, doctora y profesora de la Oxford Brookes University, quien explicó las conclusiones a los estudiantes de 4º del Grado en Turismo de HTSI.
El estudio se inicia con la detección de dinámicas de poder en los espacios turísticos. Es decir, el uso estratégico de plazas y calles por parte de comerciantes y guías turísticos para controlar los procesos turísticos locales. De esta manera, los tours organizados reorganizaron la forma en que los turistas se movían por Pisac y, como resultado, influyeron en los sitios y negocios que visitaban los turistas. Una de las consecuencias más destacadas fue la transformación gradual del mercado artesanal de un mercado turístico intermitente a un mercado diario. En concreto, los guías turísticos manipulaban el movimiento espacial de los visitantes dentro de la ciudad, a fin de garantizar que los turistas visitaran solo puntos de venta privilegiados, en lugar del mercado de artesanías o tiendas sin comisiones.
El análisis de la investigadora enfatizó que el desarrollo del turismo genera la disputa de espacios no solo entre operadores turísticos, turistas y anfitriones locales, sino también entre los propios actores comunitarios. Es decir, mientras varios residentes locales entrevistados percibían a los vendedores del mercado como una élite local, estos últimos se veían a sí mismos como objetivos de los guías turísticos, quienes, mediante el uso de diferentes estrategias, los habían alejado gradualmente de los turistas.
Dado que la mayoría de los visitantes extranjeros no podían hablar español o quechua, se incrementó aún más la dependencia de los guías para negociar los encuentros locales, mientras que las restricciones sobre los tiempos de visita dieron como resultado encuentros rápidos entre turistas y anfitriones locales.
Asimismo, la discriminación se evidenció en la exclusión de los vendedores quechuas del mercado de artesanías y la invisibilización de lo indígena. “Las creencias socioculturales que caracterizan a los actores indígenas como holgazanes e inadecuados para la vida moderna seguían siendo persistentes así como el pensamiento que los grupos quechuas no deben trabajar fuera de sus propias comunidades y deben priorizar ante todo la ocupación basada en la agricultura”, disertó Rosa Codina.
Los proyectos de turismo comunitario (CBT en sus siglas en inglés) capacitaron a grupos de indígenas para trabajar como guías turísticos en sus propias comunidades y hogares; esto, a su vez, les permitió tener un papel más participativo y dinámico en el turismo. Las personas quechuas involucradas en CBT pudieron comunicarse e interactuar directamente con los turistas sin la necesidad de intermediarios y pudieron vender sus productos directamente a los turistas.
Hay que destacar también que a través de estos roles, las mujeres indígenas no solo pudieron obtener ingresos, sino que, hasta cierto punto, también mejoraron su estatus dentro de sus propias comunidades al asumir el rol de guías turísticas. De esta manera, los proyectos de CBT resultaron empoderadores para las personas indígenas en la medida en que aumentaron su conocimiento de los derechos legales; les ofreció un papel más participativo en el turismo y movilizó oportunidades para aumentar los ingresos de la venta de artefactos culturales.
La profesora de Oxford Brookes University finalizó su intervención puntualizando que los hallazgos también señalaron que “los operadores turísticos y las ONG a menudo promovían una imagen arcaica de las comunidades indígenas como actores que viven en un pasado inca idealizado”. Esto evidenció un cierto grado de paternalismo por parte de ONG y tour operadores. Se argumentó que a través de este proceso, los grupos indígenas fueron grupos indígenas despolitizados.