


Tras veinte años, el Colegio Mayor Universitario (CMU) Menéndez Pelayo ha recuperado el acto académico de inauguración oficial del curso, reafirmando su compromiso con los valores y tradiciones que lo caracterizan como espacio de formación integral, convivencia y crecimiento personal. Esta ceremonia, cargada de simbolismo, marca el inicio del curso académico 2025-2026 y busca fortalecer la integración y el sentido de pertenencia entre los colegiales.
El acto estuvo presidido por Alberto Plaza SJ, Delegado de la Plataforma Apostólica de la Compañía de Jesús de Castilla y León.
La ceremonia se inició con las palabras de bienvenida del director del Colegio Mayor, Jorge Caballero, quien realizó un recorrido histórico por los orígenes de los colegios mayores, nacidos en 1406 en Salamanca. En su intervención destacó el carácter humilde y solidario de estas instituciones, concebidas para ofrecer hogar y formación a estudiantes con escasos recursos.
Caballero invitó a los asistentes a valorar el privilegio que supone poder formarse en la universidad y residir en un entorno educativo como el del Menéndez Pelayo, fundado en 1929 como residencia, reconocido como Colegio Mayor en 1956 y bajo la titularidad de la Compañía de Jesús desde 1982. Subrayó, además, la importancia de la acogida y el respeto entre los colegiales.
La lección inaugural, titulada “El desafío de ser y aprender”, fue impartida por Begoña Cocho, pedagoga, maestra y exdirectora de ESCUNI y del CMU María de Molina. Inspirándose en las hazañas y el espíritu idealista de Don Quijote de la Mancha, Cocho invitó a los colegiales a embarcarse en su propio viaje interior de búsqueda y autoconocimiento, del mismo modo que el caballero andante se lanza a conquistar sus sueños guiado por la fe en sus ideales.
A través de las aventuras quijotescas, la ponente animó a los jóvenes a preguntarse: ¿Sé quién soy? ¿Sé qué quiero ser o hacer? ¿Sé de qué estoy necesitado? Subrayó que cada persona, como Don Quijote, está llamada a luchar por sus convicciones con pasión, perseverancia y esperanza, incluso frente a la duda o la incomprensión.
En su mensaje, Cocho destacó la importancia de la vocación, la constancia, el trabajo en equipo, la humildad y la aceptación del error como parte esencial del aprendizaje, recordando que este nunca concluye. Para cerrar su intervención, citó un fragmento de Eduardo Galeano, del libro El libro de los abrazos (1989), como metáfora luminosa de la diversidad y el valor de cada persona.
“¿Y tú, qué fuego quieres ser?”, concluyó Cocho, invitando a los colegiales a reflexionar sobre su propio modo de iluminar el mundo.
A continuación, Ana Bermejo, orientadora del Colegio Mayor, presentó la memoria de actividades del curso 2024-2025, repasando el camino recorrido y proyectando las nuevas metas y propuestas del curso que comienza.
Para finalizar el acto, Plaza compartió varias experiencias personales vividas a lo largo de su trayectoria como jesuita, con las que ilustró el valor de aprender desde la vida y servir desde el corazón. Retomando los mensajes expresados a lo largo de la ceremonia, subrayó la importancia de dejar un legado positivo y de poner los talentos al servicio de los demás, como forma de transformar el entorno y construir una sociedad más justa y humana.
Sus palabras se enlazaron con el espíritu de San Ignacio de Loyola, recordando su invitación a “buscar y hallar a Dios en todas las cosas” y su llamado a que todo aprendizaje y acción tengan un propósito trascendente. “Educar y servir —afirmó Plaza— es un camino de entrega que nos hace más humanos y más cercanos a los demás; ese es el verdadero sentido de nuestra misión ignaciana”.
El evento concluyó con dos interpretaciones musicales al piano, a cargo de colegiales del propio centro, y un cóctel de convivencia celebrado en la sala de estar del Colegio Mayor.
