17 estudiantes de la Universidad Loyola se han formado en temas de ciudadanía global, y 7 de ellas han vivido experiencias de servicio en Melilla, Marruecos, República Dominicana, Honduras y Guatemala. Recientemente se han reunido en Córdoba para compartir sus vivencias y ofrecer sus testimonios.
El Proyecto ‘El alumnado universitario como agente de Ciudadanía Global y de una justicia cosmopolita. Una respuesta a la agenda 2030 desde la Universidad’ ofrece una formación vinculada al itinerario universitario para formar personas con conciencia de ciudadanía global, crítica y responsable con nuestro contexto actual global. La metodología de Aprendizaje-Sevicio busca la realización de un servicio efectivo para la comunidad y el desarrollo de una reflexión crítica por parte de los estudiantes que esté centrada en la búsqueda de la justicia Social. El proyecto se está desarrollando con la financiación de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo y con la colaboración de Fundación ETEA, Instituto de Desarrollo de la Universidad Loyola, Claver SJM, Proclade Bética, Intered y Entreculturas. El profesor e investigador Eduardo Ibáñez es el investigador principal del proyecto (IP) y lo acompañan en esta andadura Cecilia de Arriba, Lorenzo Estepa y Paula Córdova.
Francisco Martínez Estudillo, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad Loyola ha explicado que «este proyecto es una muestra más del compromiso de la Universidad Loyola con el Desarrollo y del trabajo que desde la Fundación ETEA, Instituto de Desarrollo de la Universidad Loyola y la Comisión de Desarrollo se está realizando sobre la Agenda 2030». Martínez Estudillo ha destacado «el compromiso también por institucionalizar el aprendizaje y servicio y utilizar esta metodología innovadora que contribuye a una formación integral y conecta con la pedagogía ignaciana. Abre perspectivas y nos saca de la zona de confort, en una cultura de encuentro con otras realidades más desfavorecidas».
Cuatro de las alumnas participantes han compartido sus experiencias en un acto celebrado en el salón de actos del Campus de Córdoba. María Rodriguez, una de ellas, ha desarrollado su servicio en el proyecto hogar Lerchundi en Tanger, de Proclade Bética, que ofrece soporte a niños en situación de vulnerabilidad y favorece el desarrollo integral de la población infantil y juvenil. De forma complementaria se ofrecen servicios de comedor y otros de carácter básico, dada la precaria situación socioeconómica de las familias. El hogar ofrece una guardería, principalmente enfocada a madres solteras migrantes; un hogar para niñas y actividades extraescolares para niños, dando respuesta al elevado abandono de menores en situación de calle. La experiencia ha servido a María para «descubrir que a muy pocos kilómetros de la realidad de nuestro país hay otras realidades paralelas. Los menores no están protegidos, hay muchos desnutridos y con adicciones, fruto, en muchos casos, a la situación de abandono en la que viven».
Andrea Montalbán, es otra de las estudiantes que han vivido, gracias al programa, una experiencia de servicio. Su destino fue Guatemala, donde ha vivido una Experiencia Sur de corta duración pilotada por Entreculturas que deriva en un voluntariado internacional de larga duración que lleva muchos años en activo gracias al programa VOLPA. Andrea explicó las dudas e inseguridades que surgen días antes de partir a vivir una experiencia como esta. Su destino fue el centro educativo Fe y Alegría que ofrece educación pública, gratuita y de calidad a niños, niñas y jóvenes de áreas urbano-marginales y rurales, contribuyendo al desarrollo social y humano de las comunidades más necesitadas.
Andrea ha explicado el conflicto que surge cuando una vez implicada en el proyecto quieres ayudar lo máximo posible «viajé sola y mi primer reto fue buscar una red de apoyo que conseguí rápido gracias a todo el personal del centro. El segundo fue comprender que en 5 semanas no puedes ni arreglar el mundo ni aportar grandes cambios, pero sí dar lo mejor de una misma».
Laura Díaz y Sara Infante han vivido su experiencia de servicio en Melilla, frontera Sur colaborando con la Oficina Jurídica Servicio Jesuita a Migrantes. Doce kilómetros cuadrados es la longitud de esta pequeña ciudad en la que conviven varias religiones y donde se vive en su día a día el drama migratorio al ser entrada a Europa. Sara define su vivencia como «un despertar perenne. Me ha servido para darme cuenta que vivimos en un mundo donde no escuchamos, donde solo nos gusta hablar y en el que no solo hay que ver sino observar’. Laura y Sara vivieron en primera línea el trágico salto de la valla del 24 de junio. Laura recuerda «la alegría contagiosa de aquellos que lograban cruzar, abrazándose y gritando «¡boza, boza!» que significa victoria. Esa fue la cara alegre, la triste son las muertes y la vulneración de derechos».
Ambas coinciden en que ha sido «una experiencia vital y necesaria, que toca el corazón y te cambia para ver el mundo desde otras perspectivas. Nos ha ayudado a sentir el dolor de otros como propio».
Laura y Sara han colaborado realizando entrevistas a migrantes y refugiados, acompañándolos a organismo públicos, realizando escritos, solicitudes, etc. Uno de los más gratificantes y a la vez difíciles han sido los acompañamientos al puerto, donde los inmigrantes embarcan hacia la península «en muchos casos sin destino decidido, embarcando hacía el primer lugar posible donde no conocen a nadie». Para ellas el itinerario formativo anterior a su experiencia de servicio ha sido fundamental para estructurar la vivencia, «es importante el antes, el durante y el después. Hay que estar preparado formativamente y psicológicamente».
En el acto también participo Inmaculada Mercado, de Proclade Bética, y Pep Buades, jesuita de SJM Claver, quienes cantaron el trabajo que sus organizaciones realizan en diferentes lugares del mundo, las prioridades de su labor y la colaboración con la Universidad para enriquecer capacidades y competencias del alumnado y contribuir a la construcción de una ciudadanía consciente y global, generadora de cambio social, comprometida con la justicia y el cuidado del medio ambiente.