Después de quince intensos meses desde el inicio del Año Ignaciano, que comenzó el 20 de mayo de 2021 en Pamplona recordando el día de 1521 en que Ignacio cayó malherido en la defensa de Pamplona, llega el momento de la clausura de este tiempo de memoria agradecida de su vida, su conversión y de la acción misericordiosa de Dios en su persona.
El próximo 31 de julio pondremos fin al Año Ignaciano con la celebración de una eucaristía solamente en el Santuario de Loyola. Será a las 12 del mediodía y estará presidida por el administrador apostólico de la diócesis de San Sebastián y arzobispo de Pamplona D. Francisco Pérez. El P. General de la Compañía de Jesús, P. Arturo Sosa, pronunciará la homilía. Para que toda la familia ignaciana pueda celebrarlo conjuntamente, será retransmitida desde el canal de YouTube de la curia de Roma en este enlace.
En palabras del coordinador de Ignatius 500, Abel Toraño SJ: “El itinerario de la conversión del joven cortesano, Íñigo, nos ha servido de estímulo para proponer iniciativas apostólicas muy diversas: jornadas de teología y de formación, propuestas para jóvenes de colegios, parroquias y universidades; congresos y exposiciones; publicaciones de calado, como el Autógrafo de los Ejercicios; ayudas para la oración y para las celebraciones; peregrinaciones y, sobre todo, la práctica de los Ejercicios Espirituales, alma espiritual de todo lo que somos y hacemos”. Y, la verdadera pregunta que debemos responder, según él “¿en qué medida nos han ayudado estas propuestas a recorrer un camino que nos lleve a Dios? ¿Han supuesto estas iniciativas un estímulo para caminar hacia la cumbre?”, hacia esa cumbre que Ignacio no esperaba, ese encuentro con Dios cara a cara, corazón con corazón, que le llevó a “ver nuevas todas las cosas”. Toraño desea que esa cumbre, “la conversión así entendida” no sea el final del camino “sino el principio de toda novedad guiada por el Espíritu”.