Lluís Salinas SJ, Coordinador General de la Pastoral MAG+S, y Raquel Sanz , Coordinadora del Proyecto Cultura Vocacional en UNIJES, visitaron el Colegio Mayor Loyola el pasado jueves 16 de junio para conocer de primera mano la actividad colegial y el funcionamiento de la Pastoral con vistas a fortalecer y buscar vías de colaboración en las iniciativas que van surgiendo.
En el encuentro con María Romero y Doli Guzmán del Equipo de Pastoral del CML, se habló sobre la gran oportunidad de que las pastorales de los distintos colegios mayores de la Compañía de Jesús puedan coordinarse y también de las posibilidades del trabajo conjunto con la Red MAG+S.
Un colegio mayor supone: poner especial atención a la convivencia, atender un calendario particular (ya que las vacaciones, donde se organizan múltiples actividades, son el momento en que los colegiales regresan a sus casas), y dialogar con realidades muy diferentes dada la diversidad de situaciones personales y procedencias (en el Loyola hay jóvenes de toda España, y uno de cada cuatro procede de colegios de la Compañía de Jesús). Además de tratarse del inicio de la etapa universitaria fuera de su tierra, para muchos es el primer contacto con la figura de san Ignacio.
El proyecto de Pastoral del Loyola incluye la atención de los que tienen inquietudes religiosas a través de un grupo de fe en el que se ofrece formación y reflexión sobre diferentes temas (este curso, por ejemplo, acerca de algunos personajes bíblicos femeninos, así como sobre los sentidos corporales y espirituales en la oración), además de haber realizado una convivencia y un retiro, con el trasfondo de Ignatius 500, y haber participado en la propuesta de Adora y Confía de Jesuitas-Maldonado.
Desde Pastoral también se ofrecen, para los que no se sitúan en el marco explícito de la fe, actividades como ciclos formativos sobre temas de interés común (este año ha sido sobre realidades silenciadas tales como el suicidio, las relaciones tóxicas, los encuentros restaurativos, etc.), y salidas que propicien la reflexión compartida. Y, en paralelo, el colegio abre diversas vías de voluntariado para los estudiantes, tanto de presencia periódica como de eventos puntuales.
Un colegio mayor permite acercarse a los jóvenes sin filtros, y supone una oportunidad para hacer realidad el diálogo con la indiferencia, la creencia y la increencia. Un lugar privilegiado para vivir la fe a la intemperie, para cuidar y acompañar a todos.