Arrancan en Deusto los Diálogos Unijes: “¿Hacia dónde vamos? En búsqueda de cambios con poder transformador”

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El diálogo entre Francisco José Ruiz Pérez SJ y Daniel Innerarity es el primero de los “Diálogos Unijes”, una iniciativa que han puesto en marcha las universidades jesuitas y que consiste en compartir encuentros, conferencias y actos que se celebran en las diferentes sedes y universidades. El objetivo de este ciclo es dialogar con la sociedad y participar en el debate público desde la propia identidad ignaciana y en aquellos temas que le son propios.

¿Es tan grave la situación del momento que tenemos que preguntar a un filósofo? Con esta pregunta comenzó el Diálogo entre Francisco José Ruiz Pérez SJ, decano de la Facultad de Teología de Deusto, y Daniel Innerarity, filósofo y ensayista, investigador Ikerbasque y director de Gobernance, que la Universidad celebró el pasado 1 de junio.

“A los filósofos nos gustan más los problemas que las soluciones”, respondió el profesor Innerarity y siguió: “vivimos en un mundo complejo, difícil, inquietante y apasionante… Deberíamos dedicar un poco más de tiempo y esfuerzo al diagnóstico, la perspectiva, a la reflexión y quizás menos a la agitación improductiva que no nos lleva a ninguna parte. Y es esa la única ventana de oportunidad que tenemos los filósofos: “contribuir a ese diagnóstico”.

Al respecto, asegura que, aunque las actuales democracias son estables y no son fácilmente revocables, a pesar de las corrientes que hablan de su fragilidad, éstas nos son capaces de afrontar las transformaciones en curso. ¿Estamos estancados? A su juicio, llevamos dos años filosóficos -esto es preguntándonos por esas cuestiones que nos hacemos los filósofos en los seminarios- lo que nos empuja a preguntarnos ¿qué está pasando?

Su tesis es que “hemos vivido en un relato y tiempo histórico muy lineal y lo que tenemos ahora es un movimiento disperso y caótico. Estamos en una sociedad, en la que más que movimiento, hay una tendencia, un fenómeno de pseudomovimiento, una agitación improductiva. El mundo se ha acelerado, está agitado… hay un plano donde las cosas se mueven a gran velocidad, pero no pasa casi nada… y luego hay otros planos, sin mucho movimiento, en los pasan cosas sin darse cuenta”.

Complejidad, mi palabra mágica

Daniel Innerarity habla mucho de complejidad. De hecho, es su palabra mágica. En su opinión, “nos falta sofisticación para responder a acciones complejas y tendemos a confundir complejidad con complicación, que son dos cosas completamente distintas. Cuando tenemos un sistema (una universidad, país, partido político, iglesia…) hemos de pensar menos en los elementos que la componen y más en las interacciones que se establecen entre sus elementos. “No pongamos nuestras esperanzas en tener buenos gobernantes -que, si son buenos, fabuloso- sino en cómo generar una cultura, rutinas, reglas, procedimientos que sean buenos e inteligentes”.

A su juicio, vivimos en un mundo en el que hay demasiadas cosas conectadas con demasiadas otras cosas y eso genera problemas de inteligibilidad, así como interpretaciones fatales. Y es que lo que no terminamos de entender es la dinámica del sistema. Por ello, “si queremos cambiar las cosas, el único modo de hacerlo es con un ‘modo sofisticado’: que es generando una movilidad colectiva, porque en el fondo solo la sociedad se cambia así misma”. Es pesimista en torno a que un gobierno pueda cambiar una sociedad y tiene su esperanza puesta en que lo que se puede generar es “inteligencia colectiva”. Para el filósofo, es fundamental abordar los problemas desde esa complejidad y atendiendo a las múltiples perspectivas.

Ante la pregunta de “¿Cuál de las crisis recientes ha tenido mayor poder transformador?” y “¿cuál de ellas puede ser la que nos ayude a entender mejor este momento cambiante?”, Daniel Innerarity asegura que llevamos años encadenando una crisis tras otra, y en términos de transformación hay grandísimas diferencias. Para explicarlo, puso el ejemplo de la crisis económica de 2008, que se interpretó asimétricamente, con una interpretación simple; mientras la sanitaria, simétricamente con una interpretación compleja.

“¿Qué quiere decir esto?”- señala- “La crisis económica se pensó que había sido originada porque alguien había hecho algo mal; se interpretó como una estafa. Otros interpretaron que la crisis se debía a que la gente había vivido por encima de sus posibilidades. Ya sea una u otra, las dos ponían el acento en el comportamiento individual y perdimos la ocasión de hacer una interpretación sistémica de la situación. Y es que una crisis no se genera por el exceso de crédito, ni por una persona, sino por la coincidencia fatal de múltiples factores. En ese momento, no hicimos una interpretación en términos de complejidad”, puntualiza. En cambio, cuando llegamos a la crisis sanitaria y que nos afectó a todos por igual, “en este segundo caso, se ha entendido de forma común y se ha generado mayor integración. Esta situación -al igual que la guerra de Ucrania- ha sido más transformadora, siendo mucho más compleja”, concreta.

Escenarios de desorden y caos

Según el investigador, estamos en una encrucijada trágica en el sentido de que elijamos lo que elijamos vas a elegir mal; cualquier decisión que tomemos tiene un precio. Por ello, entiende que hay que establecer una ponderación menos simplificada de los escenarios en los que nos tenemos que mover, ya que están más cercanos del desorden y del caos, que del orden. “Vamos a vivir en un mundo menos controlable que el antes, lo que es una mala noticia. Aunque también es una buena noticia porque nos va a hacer espabilarnos y ayudar a buscar formas de gobierno distintas del ‘ordeno y mando’, de la jerarquización… Tenemos que espabilar”. Reitera que cualquier tema complejo requiere de la colaboración de muchísimos actores, entre sociedad civil y agentes políticos; y los filósofos también son necesarios.

En el turno de preguntas, le han consultado sobre si cree que la gobernanza participativa es la que va a predominar en el futuro. Al respecto, cree que solemos entender la participación de formar muy diferentes cuando en realidad es algo muy complejo. En su opinión, los sistemas políticos no pueden funcionar bien si los ciudadanos no se sienten escuchados y manifiesta que es mejor crear sistemas y procedimientos en los que se pueda confiar y con formas de poder revocar esa confianza. Para él, “es más importante generar confianza, que participación”. El problema -aclara- es que no confiamos en nuestros políticos, ellos no confían en nosotros, y tampoco confían entre ellos.

Es más, “solo con confianza se pueden alcanzar grandes transformaciones”. Por ejemplo, en ecología, solo se avanzará cuando estemos todos dispuestos a ciertas renuncias; y cuando se vea que nos beneficiamos todos, y no hay unos que pierden y otros, que ganan. En otro orden de cosa, no cree que en la sociedad haya problema de manipulación, por parte de los gobernantes; lo que hay, a su juicio, es confusión y mucha perplejidad.

Preguntado por la filosofía y la religión, el profesor Innerarity señaló que, en los últimos años, observa en muchos dirigentes políticos un interés creciente por hacerse preguntas más radicales e intereses por temas filosóficos. Por ello, asegura que los filósofos tienen mucho trabajo por delante y más cuestiones que las que pueden abordar. La religión, por su parte, tiene que pensar su lugar en el mundo contemporáneo. Al respecto, entiende que la secularización es un gran alivio para las religiones ya que las exonera de las responsabilidades que tenían y de atender problemas que no saben abordar. Es una buena noticia y ahora ‘ya se pueden dedicar a los suyo, como seguro que es el deseo de Dios’.

Transformación y espiritualidad

Con este acto académico, Deusto clausura las actividades conmemorativas que la Universidad, en sus campus de Bilbao y San Sebastián, ha realizado para celebrar el Año Ignaciano, efeméride del quinto centenario de la conversión de san Ignacio de Loyola. “Ignatius 500” se ha planteado más que una conmemoración histórica, como una oportunidad para reflexionar y actualizar procesos profundos de transformación, que supongan personal y colectivamente una nueva relación con Dios, los demás y la Creación.

De ahí, la celebración de este diálogo titulado “¿Hacia dónde vamos? En búsqueda de cambios con poder transformador” que fue precedido de la presentación del libro «Transformación y espiritualidad. Miradas para un mundo en crisis», que recoge trabajos de 40 personas docentes e investigadoras deustenses sobre la conexión entre transformación y espiritualidad en todos los ámbitos de conocimiento.

Esta obra intenta una mirada sobre el mundo y sobre el propio yo, desde la academia, en la que se va articulando, expresando, enriqueciendo y cambiando la experiencia propia y de la divinidad. Esa mirada resulta en una relación constante entre una dimensión interior que se cultiva, se expresa y busca, y otra que se asoma a la exterioridad del mundo.

Mundo y persona se sitúan recíprocamente para nutrirse y transformarse mutuamente, porque, como decía Ernst Bloch, “es una fórmula de toda vileza tomar las cosas como son para dejarlas como están». Transformar se hace entonces desde la honradez y la fidelidad a la verdad de lo real, en palabras de Jon Sobrino, SJ. Ese es el punto en el que se abre el espacio para la labor efectuada en una Universidad. Conocer, analizar, explicar lo real para exponerlo a una mirada que, desde esa verdad investigada, sea capaz de descubrir dónde hay posibilidades de transformación que modifican las condiciones que han generado y están generando sufrimiento injusto. Y una vez conocido, se trata de presentar propuestas alternativas capaces de promover el diálogo y la implicación de aquellos agentes sociales, políticos e intelectuales, entre otros, para realizar los cambios que se consideren necesarios y romper así la lógica victimaria en cualquiera de sus expresiones.

Los trabajos recogidos en el libro se inspiran e intentan responder a este marco de referencia. Todos ellos responden a un esfuerzo de investigación que esclarece en lo posible aspectos de la realidad del mundo en que vivimos y que representan desafíos, necesidades y urgencias que tenemos que afrontar desde una mirada crítica. Señalan aquello que no funciona, que no termina de encajar porque produce un sufrimiento que reclama reparación, cuidado y cura. Pero también, en lo posible y razonable, abren el horizonte a soluciones, cambios deseables o propuestas que mejoren lo que sabemos genera disfunciones. Son, en definitiva, una muestra de lo que el quehacer docente e investigador de una universidad jesuita despliega y ofrece para responder a los desafíos contemporáneos cumpliendo la misión que le es más propia.

Ver el acto de nuevo.

Diálogos Unijes

El diálogo entre Francisco José Ruiz Pérez SJ y Daniel Innerarity es el primero de los “Diálogos Unijes”, una iniciativa que han puesto en marcha las universidades jesuitas y que consiste en compartir encuentros, conferencias y actos que se celebran en las diferentes sedes y universidades. El objetivo de este ciclo es dialogar con la sociedad y participar en el debate público desde la propia identidad ignaciana y en aquellos temas que le son propios.

El segundo encuentro será en IQS el 16 de junio (Barcelona y online). Se trata de una conferencia bajo el título: “Enterpreneurship: Lessons and Experience From India”, que impartirá en IQS School of Management, Saras Sarasvathy, experta académica reconocida internacionalmente, autora de la teoría Effectuation y Global Award for Entrepreneurship Research por su pionera investigación sobre el proceso empresarial y la toma de decisiones. La profesora Saras ofrecerá las claves sobre el éxito de los emprendedores, su proceso de razonamiento y de toma de decisiones, y la creación de empresas en situación de incertidumbre. Inscripción (se podrá seguir por streaming)