El Macroencuentro MAG+S congrega a más de 350 jóvenes y pastoralistas que quieren Vivir a la Ignaciana

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En celebración del Año Ignaciano, 350 jóvenes y pastoralistas, entre ellos numerosos alumnso y acompañantes de las Universidades Jesuitas, se reunieron en El Santuario de Loyola el pasado fin de semana (4-6 de marzo) para celebrar el Macroencuentro MAG+S. Los jóvenes de la red pastoral ignaciana tuvieron tiempo para compartir vida y fe bajo el lema “Vivir a la Ignaciana” profundizando más en la vida y conversión de San Ignacio.

El Macroencuentro MAG+S es una de las convocatorias que se desarrollan cíclicamente cada tres años para articular la Red MAG+S, junto a la Asamblea de responsables de Pastoral y el Encuentro de Representantes de grupos y comunidades MAG+S. El primer Macroencuentro de estas características se desarrolló en Madrid en marzo de 2019.

De vuelta a nuestras casas, después de tres días de mucha intensidad, estamos empezando a reposar todo lo vivido, agradeciendo este tiempo juntos en un sitio tan especial. En los próximos días y semanas, seguramente van a surgir más reflexiones pero, por ahora, se puede resaltar Tres palabras que resumen estos días:

 1. Convocados

Desde el pasado mes de noviembre éramos llamados a participar de esta propuesta. Tras estos años marcados por restricciones y limitaciones de aforo, convocar un macroencuentro resultaba necesario a la par que arriesgado. La confianza y la paciencia acompañaron estos últimos meses de preparativos, siendo conscientes de que la situación podía cambiar los planes en cualquier momento.

Además de estar convocados a participar, los jóvenes han estado llamados a crear. Un grupo con jóvenes de toda España, llamado Equipo Alfarero, comenzaba a dar forma y sentido al encuentro el pasado mes de diciembre, definiendo en formato y forma esta propuesta con una corresponsabilidad característica en el modo pastoral de MAG+S: pastoral con jóvenes. Escuchar el modo en el que quieren trabajar, los temas que quieren tratar, o las necesidades espirituales que tienen ha generado una propuesta desde los jóvenes, para los jóvenes.

2. Enredados

En este año de celebración Ignatius 500, se apostó por la búsqueda de claves desde la conversión de Ignacio y la espiritualidad ignaciana. El sábado recogió gran parte de las dinámicas experienciales y actividades.

Los testimonios vivenciales trataron temas como la vida profesional desde la fe, la vocación a la vida consagrada, el servicio a través de los voluntariados o la religiosidad popular. Es la vivencia de los propios jóvenes la que ha sido escuchada y compartida, descubriendo que entre ellos mismo hay modelos de seguimiento de Jesús y propuestas diversas en las que materializar su vocación.

Del mismo modo, los talleres sobre el examen ignaciano, la oración de contemplación o el discernimiento, proporcionaron herramientas a los jóvenes para descubrir cómo se comunica Dios con nosotros, trazando el camino que estamos llamados a recorrer.

Compartir con un grupo de personas nuestros aprendizajes y congregarnos en oración todos juntos, así como celebrar nuestra velada, también mediante el humor o la música, ha creado cuerpo alrededor de la fe que compartimos. Es Jesús quien nos ha enredado, para escuchar, compartir, celebrar y orar.

3. Enviados

Si “vivir a la ignaciana” ha sido el lema del Macroencuentro MAG+S, el aterrizaje del lunes por la mañana en clase, en el trabajo, en la vuelta a la normalidad, no puede estar desvinculado de la espiritualidad que comenzó a forjarse hace ahora 500 años. Por eso, el domingo, el último día del encuentro, el énfasis estuvo en cómo poder poner en práctica las herramientas ignacianas como el examen o el discernimiento en el día a día.

Un momento destacado de ello fue la dinámica que organizaron jóvenes de Barcelona y algunos de los participantes en la experiencia de verano de Servicio y Ecología en Valladolid el pasado verano. Su propuesta fue la de realizar una meditación sobre el desafío que supone vivir en nuestro planeta sin que ello suponga un perjuicio para otras personas o el resto de la creación.

Después de la asamblea final del encuentro, no obstante, el momento culminante del fin de semana fue la misa que se celebró con el resto de la comunidad que se reúne los domingos en el Santuario de Loyola en torno a la eucaristía. En ella se hizo una oración de envío especial para invocar al Espíritu Santo en la vuelta a los lugares de origen de todos los participantes en el encuentro. La comunidad allí reunida pidió la acción del Espíritu para poder vivir en profundidad la fe en Jesús en una vida entregada a los demás.

 Las palabras de Elena, joven MAG+S, definen la importancia que ha tenido para ellos la celebración de este encuentro: “Para mí ha sido volver a casa. Estos años de pandemia han supuesto un desgaste por las restricciones que dificultaban nuestros encuentros y actividades. Volver a encontrarnos a mí me emocionó muchísimo. Ver tantos jóvenes cantando al unísono al mismos Dios, sintiéndolo, y venidos de distintas partes de España, ha hecho de las celebraciones y oraciones que hemos tenido, algo muy especial”.