El Instituto de Desarrollo de la Universidad Loyola, Fundación ETEA, y el Loyola Behavioral Lab están realizando un estudio que medirá la integración social de los jóvenes migrantes y no migrantes en una decena de escuelas andaluzas. En esta iniciativa participan varios investigadores, entre quienes se encuentran Lorenzo Estepa y María José Vázquez, de la Fundación ETEA, y Pablo Brañas y Antonio Alfonso, de Loyola Behavioral Lab. También participarán investigadores de la Universidad de Granada y la Universidad Carlos III de Madrid. Esta iniciativa, financiada por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo – AACID, permitirá evaluar algunas habilidades y competencias de los estudiantes como por ejemplo son las cognitivas, la creatividad y la generosidad.
Los principales destinatarios del proyecto serán alumnado de 2º a 4º de ESO y de 1º de Bachillerato de institutos andaluces donde exista una alta presencia de población escolar de origen migrante. El proyecto incluye reuniones con los padres de los adolescentes para obtener información sobre el impacto de la covid-19 en su situación económica y cuenta con la colaboración de entidades especializadas y autoridades educativas que permitirán difundir los resultados y realizar recomendaciones para reducir desigualdades derivadas de la pandemia.
La Asociación pro-Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), Asociación Don Bosco o Asociación Claver son algunas de las organizaciones colaboradoras que han mostrado su interés y apoyo al proyecto. Estas organizaciones asesorarán en relación a la situación de los colectivos migrantes, participarán en el análisis de los resultados de la investigación, ayudarán a interpretarlas a la luz de su experiencia, teniendo en cuenta el contexto andaluz y podrán hacer propuestas de medidas para la mitigación de las desigualdades que eventualmente puedan reflejar los resultados.
La presencia de escolares de nacionalidad extrajera en el sistema educativo español ha cobrado importancia en las últimas décadas. Actualmente, y según datos del Ministerio de Educación, son migrantes noventa y seis de cada mil estudiantes y 65 proceden de países no europeos.
Según estos datos, en Andalucía hay 55.239 alumnos de origen extranjero no europeos (África, América Central y América del Sur, Asia y Oceanía), 27.376 son alumnas y 27.862 son alumnos varones.
La comunidad andaluza acoge el 11,75% de los alumnos extranjeros en el sistema educativo no universitario, aunque existe una gran diferenciación entre provincias. Almería y Málaga son las más receptivas, la primera concentrando a gran parte de escolares provenientes de países empobrecidos y la segunda a los de origen europeo.
En la escuela los niños de origen aprenden el idioma, la cultura y sobre todo hacen amigos, aunque hay casos en los que este objetivo no se consigue y la escuela deja de ser un mecanismo integrador para convertirse en un entorno hostil donde las ventajas mencionadas anteriormente desaparecen.
El estudio se justifica por la importancia de la escolarización de los menores como un factor clave para la integración de los inmigrantes en España. Además, la escolarización es el punto de partida para la inserción familiar y actúa como estabilizador de los mayores que conforman la familia. En cualquier caso, el camino no termina con la escolarización de la población migrante. Es necesario actuar de manera diferencial para identificar las brechas de aprendizaje y de integración social para acercarnos a sociedades más inclusivas, cohesionadas y en definitiva más igualitarias y prósperas.