La Compañía de Jesús en España y en especial el sector de Apostolado Social y todas las instituciones que lo forman se sienten conmovidos por las tragedias que continúan acaeciendo en nuestra Frontera Sur de Europa. El Foro Ignaciano de Frontera Sur que tuvo lugar la semana pasada en Nador y la implicación de diversas instituciones y compañeros/as con el trabajo tanto de acompañamiento, como de acogida, integración e incidencia pública así lo atestiguan.
En estos últimos días se han sucedido distintos pronunciamientos en medios de comunicación de los cuáles recogemos algunos como un botón de muestra que nos parece significativo:
Los delegados sociales europeos en una reunión que acaba de concluir se comprometen a “(1) renovar su compromiso de acompañar y servir a nuestros hermanos y hermanas en su sufrimiento, (2) seguir fomentando sólo las políticas de migración y asilo en la Unión Europea que promuevan la dignidad de los seres humanos, incluidas las víctimas de la trata de personas, (3) estimular una mayor investigación de las causas fundamentales de la migración, y (4) promover la responsabilidad global y la acción como la única respuesta viable a esta tragedia humanitaria”. Asimismo, “además de reforzar su compromiso actual con los migrantes en Europa, expresan nuestro deseo de aumentar la colaboración con los jesuitas en África en respuesta a los desafíos planteados por las fronteras”.
Por su parte, Cristina Manzanedo, responsable del área de incidencia pública del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) en un artículo aparecido ayer en Europa Press en la sección internacional titulado ¿Qué hacer para evitar tragedias como la de Lampedusa?, cita como el origen de estas tragedias «la desigualdad y los conflictos». La desigualdad provoca «flujos de movilidad crecientes» entre África y Europa, mientras que los conflictos armados o bélicos en los países de origen provocan una migración forzada, no voluntaria. ¿Qué hacer para evitar tragedias como la de Lampedusa? Más a largo plazo, la cooperación es necesaria y que no lo es sólo por una razón de «solidaridad», sino también de «interés propio» de los países desarrollados. «Las políticas de paz y de estabilidad» sobre las zonas de origen de los migrantes también son necesarias para evitar las situaciones que dan lugar a las migraciones. «Quien crea que puede vivir de espaldas a este problema, es un ingenuo».
Asimismo, en el programa la Linterna de la COPE “Tragedia en el Mediterráneo”, Alberto Ares, delegado del sector social en España, expone como “la desesperación y la falta de alternativas legales creíbles” son algunas de las causas que están produciendo los dramáticos acontecimientos acaecidos en estas últimas semanas. Si bien es cierto que estas situaciones necesitan de respuestas rápidas y desde un punto de vista humanitario, no es menos cierto que en estos “espacios de frontera se están viviendo auténticos dramas, que necesitan de una respuesta integral, de políticas que tengan en cuenta el control, pero también la cooperación entre países para llegar a las causas de los problemas que generar esos flujos y la pérdida de derechos, y también de políticas de integración social dentro de nuestras fronteras”. La inmigración en términos generales tiene que ver con un proyecto de vida, forzado en muchos casos por condiciones de penuria, conflictos y explotación. “Estamos beneficiándonos de las materias primas de estos países para construir nuestros móviles y seguir alimentando nuestros mercados y consumo, pero somos incapaces de repartir la tarta”. La mirada integral sobre la realidad migratoria es tan importante en origen como en destino. “Primero en origen, intentando crear condiciones de respeto de derechos humanos, democracia y acceso a bienes básicos, así como a la educación y la sanidad. Es decir, crear las condiciones para que nadie se sienta forzado a emigrar forzosamente. Y poner también soluciones en destino. La inmigración en muchos de nuestros países envejecidos es evidente. Aún desde una mirada egoísta: ¿Quién va a sostener nuestro sistema de pensiones? ¿y quién cuidará de nuestros mayores? Si seguimos primando la seguridad y el control, sobre la integración estaremos perdiendo oportunidades de crear un tejido social productivo, que genere riqueza”. Existen cuatro encrucijadas que nos pueden ayudar de guía a seguir este proceso a medio y largo plazo: “combatir la desigualdad, respetar la dignidad de las personas, no pactar con la indiferencia y gestionar la diversidad en nuestras sociedades”.
La Compañía de Jesús en España a través de su sector de Apostolado Social en España, en red con otros compañeros y compañeras de camino, se conmueven y solidarizan con los miles de muertos y todo el drama ocurrido en el sur de Europa e intentan poner su grano de arena, con humildad pero con decisión en el acompañamiento, servicio y defensa de los derechos de los más vulnerables, para que estas situaciones no se repitan más.
Leer la Declaración de los Delegados Sociales Europeos: Fronteras que aterran.
Leer la noticia en europapress ¿Qué hacer para evitar tragedias como la de Lampedusa?
Escuchar la entrevista en la Linterna de la COPE: “Tragedia en el Mediterráneo”