El curso 2019-2020 se inició el pasado 2 de septiembre, pero no ha sido hasta hoy cuando se ha producido el solemne acto de apertura del nuevo año académico presidido por el rector, Julio L. Martínez, SJ, con la presencia de toda la comunidad universitaria. Con anterioridad, profesores y alumnos asistieron a la misa previa celebrada en la Iglesia de la Inmaculada y San Pedro Claver, que contó con la presencia del Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y de Antonio España, provincial de la Compañía de Jesús en España.
Comienza un año, en opinión de los asistentes, que será muy productivo, y con el que se continuará por la buena senda, apuntalando a Comillas como una universidad internacional y de calidad. Así lo indica la Memoria del curso pasado, y así lo indicó el rector en su discurso de apertura, en el que hizo referencia al recién estrenado plan estratégico, del que analizó sus cinco bloques y del que enfatizó su propósito para una “formación integral, innovadora y capaz de atraer al mejor talento; la investigación útil y transformadora, y la transferencia e impacto social de referencia desde la identidad de ser la universidad jesuita de Madrid”.
El plan estratégico también menciona elementos como la internacionalización, la innovación, la digitalización, el papel público de Comillas en la sociedad, la fuerza de los alumni y el carácter determinante de la identidad jesuita. En ello coinciden los profesores y responsables docentes que asistieron al acto. “El nuevo plan estratégico llevará a otro nivel nuestra forma de relacionarnos con nuestro entorno –con el más cercano y más allá de nuestras fronteras– y a ser la universidad de la innovación”, indica Emilio Sáenz-Francés, director del Departamento de Relaciones Internacionales, el primero que se implantó en una universidad española. Por su parte, Sara Lumbreras, profesora e investigadora de Comillas ICADE y Comillas ICAI, resalta la importancia de hacer partícipes a los alumnos de la investigación y de “compartir nuestros valores con las empresas con las que colaboramos”.
En su alocución, el rector también tuvo palabras para la compleja situación migratoria que vivimos, e instó a “trabajar para que las migraciones humanas se produzcan en condiciones de legalidad, orden y seguridad, afrontando y arreglando algunas cosas esenciales antes de atreverse a criminalizar a los que responden solidariamente ante las personas inmigrantes o a cargar inmisericordemente contra los que buscan ayuda”. Asimismo, solicitó solidaridad y una política común europea.
Precisamente sobre ese asunto versó «España, País receptor de inmigrantes: datos y relatos, sine ira et estudio», la lección inaugural de la profesora Mercedes Fernández, que fue directora del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones durante seis años y que ahora ejerce como investigadora y directora del proyecto europeo IMMERSE. “Las políticas migratorias de alguna manera pueden determinar la selección y el momento de la inmigración, pero difícilmente su volumen. Esto sucede porque la emigración está motivada por procesos de desarrollo económico y de cambio social que tienen lugar en países emisores y receptores, y estos hechos van más allá del alcance de las políticas migratorias”.
Fernández dividió su intervención en tres partes, en las que analizó algunas de las leyendas que rodean a las migraciones en general, contextualizó el fenómeno migratorio en España, como parte de Europa, y mostró amenazas que no existen para España y los virtuales peligros que una migración mal gestionada puede implicar en el futuro.
Para Fernández, “Los flujos migratorios no se pueden parar: estamos abocados a convivir en una sociedad que será diversa… o no será, y la solución se encuentra en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar”.