La Universidad de Deusto ha inaugurado el 19 de septiembre el nuevo curso 2018-2019. Durante su intervención, el rector José María Guibert ha hablado de la importancia de valorar a las universidades, no solo por los datos y resultados de la investigación cualitativa, sino por la aportación e impacto que éstas tienen para el desarrollo de la sociedad. En su discurso también ha reflexionado sobre el nuevo grado de Medicina, una apuesta de país y una ayuda para configurar una mejor comunidad de conocimiento.
Este acto académico ha comenzado, en el Paraninfo, tras una eucaristía que ha presidido el Provincial de la Comañía, P. Antonio España. Homilia.
La ceremonia se ha iniciado con la lectura de la memoria académica del curso 2017-18, a cargo de la nueva secretaria general Eider Landaberea, para seguir con la Lección Inaugural titulada “La sostenibilidad del sistema de pensiones», que ha ofrecido el profesor de Deusto Business School, Joseba Madariaga.
Extracto de la memoria académica del curso 2017-18.
La sostenibilidad del sistema de pensiones
En su lección magistral, el profesor Madariaga ha hablado de la crisis que estalló en 2007 y del panorama económico poco ilusionante que dejó en el que el paro, la desigualdad y el descontento social forman parte del paisaje tras más de una década perdida. La indignación ha propiciado, en su opinión, el nacimiento de partidos y movimientos sociales que proponen alternativas diferentes a las recetas aplicadas, no sólo en España, sino en varios países de la zona Euro.
De hecho, en la actualidad se cuestionan aspectos como la bondad del proyecto europeo; la política fiscal; la política de inmigración; la necesidad de aplicar tasas a determinados sectores; y un largo etcétera de temas que conectan con el bienestar de los ciudadanos y están resultando difíciles de abordar para los partidos tradicionales.
En este escenario, uno de los retos de mayor envergadura al que la sociedad se enfrenta es el del envejecimiento de la población y los problemas económicos que ello plantea y que se presentan desde diferentes ángulos. En su exposición, el profesor Madariaga se ha centrado en la viabilidad del sistema de pensiones, cuestión que ha sensibilizado a nuestros jubilados logrando movilizaciones desconocidas hasta ahora.
El déficit del sistema unido a la previsible evolución demográfica ha obligado a los diferentes gobiernos a realizar reformas -como la de 2011 y la de 2013- muy cuestionadas por la sociedad y cuyo enfoque se ha basado en reducir el bienestar de los pensionistas minorando la tasa de sustitución entendida ésta como el cociente entre la pensión y el salario. La lección inaugural repasa algunas alternativas desde la perspectiva de los ingresos que tampoco están exentas de crítica, lo cual pone de manifiesto “la necesidad de un consenso que recupere el espíritu de pacto intergeneracional con el que nació el sistema”, ha indicado.
Palabras del rector
En su discurso, José María Guibert ha reflexionado sobre las distintas dimensiones de la misión universitaria y sobre lo que determina que una universidad sea buena o cumpla bien su misión. “En el mes de julio pasado la Universidad de Deusto recibió un galardón universitario internacional “Global Teaching Excellence Award (GTEA)” (premio global a la excelencia en la enseñanza) que, otorgado por las principales instituciones británicas que analizan y lideran el sector universitario de aquel país. A este premio se presentaron 300 universidades, de cuarenta países distintos y de todos los continentes, y entre éstos, otorgaron la condecoración a seis universidades: un premio global y cinco accésit. Entre los accésit está la Universidad de Deusto”, se ha felicitado el rector.
El rector ha explicado cómo la preparación para presentarse a este premio fue, sin pretenderlo, un proceso de evaluación interna de los últimos quince años de innovación docente de la Universidad de Deusto, “uno de nuestros puntos fuertes”, y una ocasión para reflexionar sobre los actuales sistemas de evaluación y medición de la actividad de las universidades.
En los últimos quince años se han multiplicado y perfeccionado los indicadores, rankings y acreditaciones, una actividad muy positiva que contribuye a conocer el valor de una institución universitaria, comparar unas entidades con otras, o realizar políticas públicas o de país. Pero que también -asegura José María Guibert- lleva a identificar o casi igualar el servicio que realiza una universidad con un tipo de investigación, excluyendo otros aportes que también se realizan en las universidades.
Así, en este tiempo, la principal área de evaluación han sido los resultados de investigación indexada. Y con eso se mide el conjunto del aporte que hace una universidad a la sociedad. Pero una cosa es la parte y otra el todo. La parte es una de las misiones de la universidad (generar un tipo de conocimiento). El todo es esa misión más otras, sobre todo el interés por los estudiantes y su formación como personas y como ciudadanos, y el liderazgo social, es decir el aporte que se realiza a la sociedad, como un agente más que interacciona con gobiernos, empresas y otras organizaciones.
Ciertamente la investigación y la búsqueda de la verdad es un bien social, y las sociedades cada vez dependen más de los logros de la ciencia y de la tecnología. Lo problemático, a juicio del rector, es no tener las herramientas y el lenguaje adecuado para medir el servicio que realiza una universidad en su contexto y quedarnos con la parte, en vez de con el todo.
El rector ha explicado que hay un movimiento en Europa y en el mundo para medir (y financiar) de otra forma la actividad científica; ya que las métricas de la llamada excelencia científica no atienden a veces a lo que demanda la sociedad: investigación transdisciplinar e intersectorial, colaborativa y con impacto. Al respecto, José María Guibert cree que estamos en una encrucijada interesante en la que nos jugamos el futuro. “El futuro es buscar sentido a las universidades más allá de las publicaciones científicas”, ha declarado.
Asegura que la conclusión es sencilla. La universidad está llamada no solo a hacer avanzar el conocimiento, sino a mover economías e incluso crear naciones”, ha puntualizado. Esto es relevante pues nos jugamos tener o no una visión estrecha y pobre de lo que es la misión de la universidad. Y ha añadido: “Debemos estar en las fronteras del conocimiento, pero también en las trincheras de los conflictos y las necesidades sociales”.
El grado de Medicina, una apuesta de país
El rector también ha aprovechado su discurso para reflexionar sobre el contexto en el que Deusto realiza su trabajo. A su juicio, uno de los factores de éxito de una sociedad es el correcto equilibrio entre entidades públicas, entidades privadas con fines de lucro y las entidades sociales sin ánimo de lucro. Saber regular y promover, en vez de obstaculizar, distintas iniciativas que suponen progreso es clave. Es la base necesaria de la competitividad, cohesión social y progreso en un mundo cada vez más complejo.
Este país, Euskadi, no sería como es si hubiese funcionado la disyuntiva público/privado en términos excluyentes; no tendríamos ni enseñanza concertada, ni ikastolas, ni movimiento cooperativo… La cooperación público-privada y la iniciativa social forman parte del ADN de este país. “Éste es también nuestro modelo, el modelo al que Deusto quiere aportar y contribuir, el modelo que nos ha traído a todos hasta aquí y que ha situado a Euskadi a la cabeza de los índices de desarrollo humano.”
En este sentido, el rector José María Guibert ha invitado a repensar “lo público” y ha defendido el concepto de “partenariado para finalidades públicas”. Lo que está detrás de esta reflexión es afirmar que lo público han de ser los fines, no necesariamente la titularidad. Es decir, hemos de dar un paso y hablar de “partenariado para objetivos públicos”. Lo importante es lo que beneficia a la población en su conjunto; “y en esto participamos todos”, ha puntualizado.
Según el rector, las áreas y regiones modelo de desarrollo sostenible en el mundo son ejemplos de cooperación. Los clusters y polos de conocimiento se construyen sobre la cooperación y la contribución de todos los agentes: universidades, centros tecnológicos, centros de investigación, unidades de I+D, corporaciones, empresas. Siendo eso así, se ha preguntado por qué este país debería renunciar a realizar, desde la iniciativa social, una nueva aportación a la formación superior, a la investigación o a la transferencia en cualquier área de conocimiento. Eso sí, siempre bajo dos premisas: la función social y el bien común, y el rigor, la calidad y la excelencia académica.
El rector ha hecho esta reflexión en un contexto en el que la Universidad de Deusto ha planteado crear un grado en Medicina. “Hacen falta médicos. Bilbao y su entorno quieren potenciarse como ciudad universitaria y de conocimiento, Deusto puede traer metodologías innovadoras de educación médica (ABP – Aprendizaje Basado en Problemas) que no existen en Euskadi, pues lo haremos. A la semana seis horas en clase con grupo grande, diez en grupos pequeños en actividades ABP, casos y prácticas. Y 25 más de trabajo personal o grupal·, ha explicado.
Solo en Euskadi, hay cada año casi 2.000 solicitudes para estudiar medicina que no se pueden atender. En este sentido, el que la Universidad de Deusto proponga abrir un centro innovador que acoja 80 plazas, es una oportunidad y una apuesta en el área de ciencias de la salud que mejora científicamente la universidad.
Deusto ya ha construido 900 m2 para laboratorios. Ha conveniado con IMQ-Zorrotzaurre prever unos espacios específicos dedicados a salas de disección, aprendizaje de habilidades médicas, prácticas de simulación, etc. Y la semana que viene comienza una formación específica sobre ABP para los nuevos profesores. “Con lo que aprendamos, podemos aplicar esta metodología a otros grados”, ha adelantado.
Por otro lado, “la apuesta de Deusto será –tal y como ha declarado el rector-un buen aporte al sistema sanitario”. En Euskadi hay 2.300 investigadores en el área bio-médica y 13.200 médicos colegiados. Una nueva facultad de medicina abre más posibilidades de docencia e investigación. A su vez, los centros sanitarios mejoran su nivel de calidad, y tienen más posibilidades de atraer talento y paliar el déficit de facultativos, además de reforzar alianzas con otras universidades. En definitiva y por todo ello, “creemos que el proyecto de Deusto es un proyecto de país y una ayuda para configurar una mejor comunidad de conocimiento”.
Deusto con la Formación Profesional
El rector ha finalizado sus palabras destacando su satisfacción por el éxito del nuevo grado universitario de la Universidad de Deusto en Gasteiz, con la colaboración y participación de Egibide: el grado dual en industria digital. Un éxito, no solo por la colaboración entre unos y otros, sino también porque ha supuesto la generación de una pasarela entre la universidad y la formación profesional. “La búsqueda de la cohesión social pide hacer puentes, no dividir ni fragmentar a los jóvenes, generar oportunidades para todos”.
José María Guibert ha añadido que la formación continua, el aprendizaje a lo largo de la vida, los reciclajes son también otro deber de las universidades. “En una sociedad compleja y cambiante, dar nuevas oportunidades a más personas es parte de nuestra función social. Todo esto está siendo posible gracias al apoyo de instituciones alavesas. Se demuestra una vez más que sin el apoyo de las instituciones, las universidades no podemos existir”, ha puntualizado.
Por último, el máximo representante de Deusto ha anunciado que la Universidad está preparando una Declaración sobre derechos humanos y nuevas tecnologías que, con aportes de investigadores de Deusto en tecnología, en ética o en empresa, se presentará en breves fechas. Asegura que al Derecho le corresponde actuar como límite a la explotación y al abuso para proteger a la persona de la gestión de la tecnología y que se necesita “una cuarta generación, la de los derechos humanos en la era digital”, ha concluido.
La ceremonia ha finalizado con la intervención del Lehendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu. Palabras del Lehendakari.