Un reto. Una alegría. Un camino a seguir por convicción y por justicia social… 15 religiosos hablan así de la conversión ecológica en la que están inmersos esta semana en INEA. Guiados por José Eizaguirre y la teresiana Conchi Peláez viven la Semana teórico-práctica de Vida Consagrada Ecosolidaria con ese deseo de aprender. De comprometerse y de difundir. Es la tercera edición de una experiencia cuyo núcleo es el cuidado de la Casa Común, hoy bajo la inspiración de la encíclica del papa Francisco Laudato Si´. Adoratrices, Hijas de Jesús, hermanas de Santo Ángel de la Guarda, misioneras Cruzadas de la Iglesia, Teresianas, Dominicas de la Enseñanza, Franciscanas Misioneras, Maristas…es la diversidad vocacional en pleno cambio de forma de vida. Ante esta riqueza, el próximo año será CONFER quien convoque este encuentro entre el 8 y 15 de julio de 2018 en INEA.
La toma de conciencia y la mentalización hacia la conversión es necesaria entre las congregaciones religiosas. Todos comparten esta misma opinión en una conversación improvisada junto a los huertos de INEA. Acaban de visitar la oficina de rezandovoy y ahora van a cocinar el plato del día, con productos ecológicos, separando las basuras y ahorrando al máximo el agua. El susurro del aire y el canto del gallo interrumpen. La naturaleza se hace presente y convierte la teoría en reclamo. En necesidad. En conversión.
El regreso es el próximo domingo y entre ellos hablan también de los retos. El primero es convencer a sus comunidades “de que merece la pena y nos hace felices”, explican. “Y nos lo pasamos bien”. Y sí, compartir esta experiencia para ellos es aprender más y contagiar ilusión por avanzar en este camino de conversión ecosolidaria. “A partir del domingo, otro reto será comunicarlo. Difundirlo bien”. Contar y ejemplificar con gestos pequeños. Es una transformación lenta, “pasito a pasito”. El año que viene nuevas experiencias y de nuevo la ilusión por la conversión.