José María Guibert renueva como rector de la Universidad de Deusto

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La Universidad de Deusto celebró el 27 de junio la toma de posesión del rector José María Guibert, quien ha renovado su cargo para los próximos tres años. Durante el acto también han recibido sus credenciales el Secretario General, Álvaro de la Rica, y el equipo rectoral al que se ha incorporado la nueva vicerrectora de Investigación Rosa Santibáñez. El resto de vicerrectores repite y se mantienen en sus funciones.

Estos vicerrectores son Elena Auzmendi, de Ordenación Académica, Innovación Docente y Calidad; José Antonio Rodríguez Ranz, del Campus de San Sebastián y de Relaciones Institucionales; Juan José Etxeberria, de Comunidad Universitaria, Identidad y Misión; Víctor Urcelay, de Emprendimiento y Formación Continua; y Álvaro de la Rica, de Relaciones Internacionales. El equipo se completa con Gonzalo Meseguer, director Económico-Financiero.

Palabras del Rector

Durante su discurso, el rector José María Guibert se ha inspirado en la oración del “Padre Nuestro” y ha utilizado su texto como marco para presentar algunos retos que tiene la Universidad. Tiene claro que el texto no es universitario pero sí recoge cuestiones y temas muy básicos que ayudan también a entender actitudes fundamentales ante la tarea universitaria.

Ha empezado su reflexión con la primera línea: “Padre nuestro que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre”, una idea que puede significar pensar siempre en grande, a medio y largo plazo, y teniendo en cuenta el contexto en el que estamos. Piensa que este contexto se ha de entender en sentido amplio, pues el mundo es más grande que nuestra pequeña universidad, y “grande” quiere decir no olvidar las consecuencias de nuestra acción, y también las consecuencias de nuestra inacción u omisión. En su opinión, el mundo se está globalizando, aunque piensa que todavía no somos suficientemente globales o internacionales.

Esta primera frase también hace referencia a la visión cristiana de poner a Dios en medio y es una invitación a partir siempre de una confianza en la vida, en las personas, en los procesos, en los hechos, que ha de permear la vida universitaria. Considera que ese entusiasmo por la vida se puede convertir en parte de nuestra identidad, casi a modo de competencia transversal.

En la siguiente frase “Venga nosotros tu Reino”, el rector se fija en la palabra “Reino” en cuanto implica hacer que la religión se preocupe de este mundo y busque la justicia en esta tierra, aquí y ahora. Suele ser típico de los intelectuales estar en torres de marfil, aislados de la realidad social y económica, a pesar de que desde hace años las instituciones universitarias no pueden estar alejadas del mundo laboral, de las necesidades sociales, empresariales, etc. “Las nueve regiones más desarrolladas del mundo tienen en el centro una universidad; y esta idea nos debe llevar a no olvidar el papel de Deusto en su entorno y su contribución”, ha indicado José María Guibert

“Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo”. En opinión del rector, esta idea se asocia con discernir. Asegura que el discernimiento asume la seriedad de la libertad humana y busca siempre lo mejor; una reflexión que, aplicada a las instituciones, quiere decir que busquen continuamente lo mejor de sí mismas. En este sentido, el rector ha recordado que en el actual plan estratégico, Deusto Servicio y Compromiso 2015-2018, la Universidad se plantea mejorar en algunas cuestiones básicas como son las personas de la organización, la organización misma, las titulaciones, la vida de los estudiantes, la investigación y la presencia social.

En esta misma línea, José María Guibert también ha hablado de la importancia de innovar sin olvidar nunca hacia dónde innovamos. “En la visión ignaciana se utiliza el término ‘magis’ que significa buscar lo mejor, por cambiar y mejorar. De ahí la necesidad de preguntarnos si somos competitivos como universidad pero siempre sabiendo hacia dónde vamos y cómo. Cambiar sí pero sabiendo para qué”, ha puntualizado.

Para el máximo responsable universitario, pensando en Deusto, la expresión “Danos hoy nuestro pan de cada día” le suena a una invitación a no dormirnos en los laureles. En sus palabras. “el éxito conseguido hoy no garantiza el éxito del mañana. Cada día hemos de luchar y mejorar”. De ahí, que hoy la universidad está sometida a procesos de acreditación cada vez más exigentes, sobre todo los internacionales. Esta acreditación lleva a la mejora continua pues si no innovas, desapareces.

Una nueva frase: “Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, la cual nos lleva a la cuestión de la reconciliación y al “aprender a perdonar”. Este ha sido el objetivo del último libro presentado por la Universidad, “Memoria y reconciliación”, que contiene seis capítulos sobre conculcaciones de derechos humanos relacionados con Deusto. Son páginas tristes de nuestra historia y también esperanzadoras porque muestran ejemplos de entrega, de lucha, de ética, de perdón muy importantes.

En los centros universitarios suele haber conflictos, pero el rector cree que en estas situaciones lo importante es considerar que al final entre las personas prima claramente el deseo de trabajar, las ganas de sumar al proyecto Deusto, de ayudarse mutuamente, y de servir a los estudiantes, el entorno social y la ciencia.

Por último, José María Guibert ha citado la frase: “No nos dejes caer en la tentación, líbranos del mal”. Asegura que en la vida universitaria hay muchas tentaciones aunque ha citado tres de ellas. La primera la ha llamado “el deseo de no complejidad”. Opina que evitar la complejidad puede tener su impacto en no saber o no querer unir decisiones estratégicas con planes de gestión. Las decisiones estratégicas hay que tomarlas y hay que establecer planes de gestión para implementarlas poco a poco. En el otro extremo de la tentación, está el querer gestionar sin grandes planes o sin saber a dónde vamos. Para ser una universidad de excelencia no basta con desearlo, hay que dar pasos.

La segunda puede ser “la tentación de la comodidad”. Ante la complejidad de la vida universitaria actual y sus retos, se puede caer en un inmovilismo cómodo e insolidario. Por ejemplo, en el campo de la investigación, por cada diez proyectos que se presentan, se consigue uno. Eso puede llevar a no querer hacer investigación y buscar solo impartir docencia, además sin especial innovación en ella. Impartir docencia no es malo, pero que no sea por comodidad y por no disponibilidad a ser plenamente universitarios.

La tercera es “la de falta de solidaridad”. Trabajar en Deusto es un privilegio: se tiene acceso a medios, se enseña a la parte de la población que puede realizar estudios superiores, se hacen proyectos de investigación o de consultoría para personas que pueden leerlos y tienen cierto poder de decisión. Partiendo de este escenario, a la Universidad le toca no solo ayudar a que vivan mejor los que ya viven bien, sino a pensar en el empoderamiento humano de las personas y grupos sociales menos favorecidos. “Nuestra institución como tal ha de ser signo de solidaridad”, ha indicado el rector.

José María Guibert ha terminado su discurso agradeciendo el trabajo compartido con las personas que le han acompañado durante su primer rectorado. “Como suele decirse, para que algo funcione, lo mejor es poner a alguien más inteligente que tú en los cargos que dependen de ti. Esto se cumple con creces en este caso”.

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