La Universidad de Deusto, a través de la Facultad de Psicología y Educación, y la asociación gitana Kale Dor Kayiko han renovado su convenio de colaboración, firmado hace diez años, para promover todos los aspectos relacionados con la formación, educación, investigación, asesoría y promoción en temas relacionados con la intervención, el desarrollo y la promoción sociocultural del pueblo gitano.
El Decano de la Facultad de Psicología y Educación Josu Solabarrieta y el Presidente de la asociación Kale Dor Kayiko Manuel Vizarraga han sido los encargados de ratificar el nuevo texto que incluye y desarrolla diversas actividades, entre las que se encuentra la concesión del Premio Opré Romá. Este premio anual se entrega, en la Universidad de Deusto, a aquellos niños y niñas de etnia gitana que van superando distintos niveles educativos y se erigen así en ejemplo y modelo a seguir.
Aunque es por este evento por el que la relación entre Deusto y KDK es más visible y conocida, este Premio es sólo el aspecto más llamativo de una colaboración que encierra otros elementos importantes tanto para la Universidad como para la asociación y el propio colectivo gitano. Y es que el convenio permite mejorar la formación que se proporciona a los estudiantes. Así, los alumnos del Grado de Educación Social realizan prácticas en la asociación KDK, en contacto con profesionales y personas de etnia gitana.
Pero, además, el camino de este convenio tiene intención de ser también un camino de vuelta: los miembros de la propia asociación acuden a las aulas universitarias a aportar sus conocimientos, experiencias y bagaje en su propia cultura, lo que les convierte en profesores y portadores de conocimiento. El curso 2012-2013 se ofertó, de manera novedosa y fuera de las asignaturas del currículo formativo de Educación Social, un curso de palmas, impartido en la universidad por el Tío Moro, en donde la universidad reconocía la importancia de aprender unos de otros así como el cambio de roles: de profesoras a alumnos y de estudiantes a profesores.
La Universidad es un espacio abierto a la comunidad. Por esta razón, en ese camino de vuelta, el objetivo es los niños y niñas gitanos vayan a la universidad, no sólo que la universidad salga hacia ellos. Si se quiere convivir en una sociedad caracterizada por la diversidad, es importante que se establezcan diálogos desde la igualdad, y que sean los miembros de los propios colectivos los que hablen de sí mismos, de su cultura, de su particularforma de ver la vida, de sus costumbres y de tantos porqués que a menudo generan desencuentros. Estas relaciones en doble dirección, en las que las asociaciones abren sus espacios o territorios y los nuestros son abiertos a ellos generan una mayor accesibilidad a los servicios y a los recursos, así como la posibilidad de generar una mayor sensación de pertenencia.