Una experiencia transformadora en un momento de la vida crucial. La finca ecológica INEA y el espacio comunitario de Ecología y Acogida Ana Leal son el lugar donde viven su experiencia 11 universitarios del 14 al 22 de julio. Jornadas que pivotan en torno a la ecología y al apoyo escolar a adolescentes de origen migrante y se resumen en esta clave: “encuentro”.
El Programa Universitario Europeo de Voluntariado y Aprendizaje y Servicio Vuela para estudiantes de la red de universidades jesuitas UNIJES (Comillas, Deusto,, Loyola y Esade) y otras tres universidades europeas (Portugal, Eslovenia e Italia) proporciona en 14 lugares del mundo estas experiencias que cuestionan y comprometen. Lugares que les ponen en contacto con realidades diversas y plurales que amplían su visión del mundo y les mueven a interrogarse sobre su futuro profesional y personal.
Los días de esta experiencia en INEA se distribuyen por la mañana en la finca, trabajando en los huertos ecológicos y contactando con los hortelanos jubilados que acuden diariamente a su parcela. Primer encuentro: generacional y con la naturaleza. A la vez, otros participan en las clases de apoyo educativo del programa «Rumbo joven» de Red Incola, dedicado a jóvenes migrantes muchos de ellos recién llegados a España. Segundo encuentro: jóvenes vulnerables. Y todo ello, residiendo en la comunidad integrada por religiosos jesuitas, laicos y familias migrantes. Tercer encuentro: con personas que con su propia vida dan testimonio del compromiso por la justicia.
Por la tarde, participan en talleres de hacer pan, para trabajar con la lavanda o para visitar otros compromisos como el de la cooperativa de Come Sano Come Justo. En este punto se celebra un cuarto encuentro: entre universitarios de distintos puntos del país y en circunstancias diversas. Clara es de Esade. Simona y Agnese vienen desde Roma y Viktoria, aunque es de Ucrania, estudia en Eslovenia mientras su familia vive una situación difícil en Odesa. Mila, de Andalucía y Teresa, Carla, Jone, Lucia, Telmo, Jorge y Silke, de Deusto. Una mezcla también muy enriquecedora.
“Para ellos, el contacto con los jóvenes de Red Incola, que provienen de realidades muy duras, ha supuesto un gran aprendizaje”, comenta Mila Ávila, del programa Servicio, Evangelización y Diálogo de la Universidad Loyola, que acompaña a los estudiantes en su experiencia. “También el trabajo duro de la finca les ha ayudado a conocer cómo se producen los alimentos y poner en valor todo lo que comen”. Mila acompaña esta experiencia que comienza antes de llegar. Cada uno ha tenido el compromiso de participar en la formación previa a este viaje. El balance es de gratitud por ser su primera experiencia y por sentirse de alguna manera “tocado” por estos encuentros en la vida.