Más Que Psicología: acompañar al estilo de Jesús

El fin de semana del 11, 12 y 13 de noviembre, se celebró en Madrid el encuentro ignaciano para jóvenes psicólogas promovido por MAG+S. Nos reunimos personas de entre 18 y 30 años en el Centro Juvenil Santa María de la Cabeza para tener un espacio donde compartir nuestra fe y nuestra vocación desde la Psicología y para conocer nuevas formas de acompañar y cuidar a las personas a la manera de Jesús de Nazaret.

Más que Psicología está dirigido a personas con necesidad de algo más que la propia profesión. Cuando pensamos en la vocación, muchas veces no se nos ocurre que la vocación profesional también es esencial para dar sentido a nuestra vida. Este encuentro nos ha ayudado a ver la psicología de una manera integral a través de dinámicas, reflexiones y momentos de compartir con una misma y con las demás personas. Este último aspecto es muy importante: compartir mis fortalezas y debilidades con personas con mi misma vocación. Es en estos momentos donde nos hemos dado cuenta de que nuestras preocupaciones son compartidas y que lo que a mí me preocupa en el desarrollo de mi profesión, también preocupa a otras personas.

Pero esto no tendría sentido sin tener en cuenta la fe que, para muchas de nosotras, es esencial en nuestra vocación. Tenemos la suerte de que nuestro trabajo trata de acompañar realidades difíciles, por lo que tenemos claro que respondemos a la llamada que Jesús nos propone, en ese EN TODO AMAR Y SERVIR que nos ha acompañado a la mayoría de nosotras desde que tenemos uso de razón. Lo vimos claro durante los testimonios que nos ofrecieron Ana, Álvaro y Sara. Ellos tratan de ser instrumento de Jesús en su día a día y aprendimos que, aunque la rutina cueste, siempre hay que tener presente que llevar nuestra fe a nuestra profesión es una responsabilidad y eso es lo que va a marcar la diferencia. De estos testimonios aprendimos qué es hoy la vocación.

Esta experiencia nos ha dado la posibilidad de conocernos a nosotras mismas, de sensibilizarnos acerca de los sentimientos y emociones que puede generar nuestra profesión; nos ha enseñado a no responsabilizarnos de la vida de los demás, sino a acompañar su proceso; nos ha recordado que el que nos acompaña a nosotras es Jesús; hemos convertido nuestros superpoderes en dones y talentos al servicio del Reino y nos ha dado un aliento para volver a renovar esa vocación que un día elegimos y que estamos seguras de que es desde donde Dios quiere hacerse presente en cada una de nosotras.

Pero todo esto no habría sido posible sin el equipo de acompañantes: Melba, Mercedes, Irene, Paula, Jaime y Raquel, que han estado disponibles para nosotras en todo momento. Gracias a ellas, este tipo de encuentros, tan necesarios para los y las jóvenes de hoy en día, se hacen realidad.

Sed buenos en vuestra forma de escuchar: de este modo experimentaréis, una y otra vez, la paciencia, el amor, la atención y la aceptación de eventuales llamadas.

 – Pedro Arrupe, SJ –